El día de Ayer en el retiro de Padres de Primera Comunión, la Hermana Lina dio una charla muy bonita sobre la naturaleza de la Familia y los cuidados que debemos darle para que crezca fuerte y vigorosa; como una semilla que cuidamos desde que la sembramos, escogiendo la mejor tierra, aire puro y agua fresca. Luego el padre explico cómo los sacramentos son los signos vitales de esa vida espiritual y que a través del tiempo harán de nosotros el milagro del ciclo de nuestra vida terrenal.
La Primera Comunión es el sacramento que nos hace participes conscientes y convencidas de la presencia de Dios en nosotras y por ello debemos alegrarnos y prepararnos para la fiesta en que lo recibiremos.
La familia debe ser consciente de que esa semilla debe caer en tierra buena y que depende de sus cuidados para brotar fuerte y dar el mejor fruto. La tierra más fértil, el mejor abono y el agua más fresca serán siempre el testimonio de vida y el ejemplo familiar porque vivir en la fe es vivir viviendo. Es sentirnos fuertes como el árbol frondoso aunque seamos diminutos como su semilla.
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