La Iglesia hoy nos insiste en el símbolo de la traición del amigo, de la falta de lealtad, del egoísmo y la ambición, actitudes que conducirán a ponerle la Cruz a Cristo. Sus apóstoles uno tras otro le hacen la misma pregunta: ¿Soy yo acaso, Señor? pero Jesús le responde solo a Judas diciendo “Tú lo has dicho”
Es la misma pregunta que debemos hacernos todos porque a eso nos invita Jesús a que nosotros mismos nos respondamos. ¿Soy yo acaso, Señor? ¿Mis actitudes te ponen peso en la cruz? ¿O la hacen más ligera?
El Papa Francisco al comienzo de la semana nos llamó a la misma pregunta:
"¿Quién soy yo para Jesús? preguntarnos ¿Quién soy yo? ¿Quién soy yo ante mi Señor? ¿Quién soy yo, delante de Jesús entrando en Jerusalén en este día de fiesta? ¿Soy capaz de expresar mi alegría, de alabarlo? ¿O tomo las distancias? ¿Quién soy yo, delante de Jesús que sufre?"
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