Este día conmemoramos la muerte de Cristo en la cruz. Después de que lo habían encarcelado y lo habían juzgado injustamente, fue golpeado y maltratado hasta obligarlo a llevar la misma cruz en que iba a ser crucificado. Y todo eso lo hizo voluntariamente por amor, por amor a nosotros; el siendo Dios, sufrió los más terribles dolores y humillaciones por amor a los hombres; alguna vez la Hermana Glenda nos dio un ejemplo muy bonito: "Si tuvieras la oportunidad de convertirte en hormiga por amor a las hormigas ¿lo harías?” Pues tal fue el amor de Cristo por nosotros que se hizo hombre para salvarnos.
Hacía muy poco tiempo muchos en Jerusalén aclamaban a Jesús y ahora ellos mismos le condenan. Esa no puede ser nuestra misma actitud, un día rezamos con el más grande fervor y al siguiente nuestros actos le dan la espalda a Dios y en la madera lo clavamos nuevamente.
Digámosle a Jesús que hoy queremos abrazarle y acompañarle en su camino a la cruz, y que viviremos nuestra vida como un acto de gratitud a su inmenso sacrificio.
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