El 23 de abril de 1870 con la fe puesta en la Santísima Virgen y con la fuerza interior de aquellos están para las cosas más grandes, Madre Alberta atravesaba este oscuro portal para iluminar con la luz de su empeño y dedicación una obra que hoy 144 años después, reboza de Juventud y Amor en el mundo entero.
Su vida, su voluntad interior, su devoción y amor son hoy la motivación de miles de personas, el motor de muchas vidas consagradas, el alimento material y espiritual de muchas personas necesitadas, y la educación de todas nosotras y de quienes nos precedieron, la construcción de nuestro futuro y de nuestra fe.
Por todo eso y por mucho más:
Gracias Madre Alberta por cruzar el umbral de Can Clapers.
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