En el evangelio de la eucaristía de ayer domingo, (Mt, 13-20) se nos relató la fundación de la iglesia y se nos hizo especial énfasis en que ha sido construida sobre roca, esto es señal de solidez y por lo tanto de inquebrantable amor.
Pero además llamo la atención una pregunta que Jesús les hizo a sus discípulos: Y para vosotros ¿Quién soy yo?
¿Dónde encontramos a Jesús cada día, sino es en el hermano que sufre, en el enfermo, o el desamparado? Jesús esta siempre allí y por eso debemos obrar en consecuencia, el respeto por el otro, la solidaridad, y el amor deben ser siempre nuestras armas para enfrentar todos los males de nuestra sociedad.
Siempre que nos dejemos llevar por la envidia, la agresividad o la intolerancia, recordemos que es Jesús quien esta en el otro y eso será suficiente para cambiar nuestra actitud.
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